En la actualidad, los niños de los países ricos tienen un acceso sin precedentes a la tecnología. Su uso no solo se encuentra limitado a las horas de vigilia ya que los dispositivos móviles han invadido también los dormitorios.
Casi la mitad de los niños de edad escolar tienen aparatos electrónicos que emiten luz en sus habitaciones.
Más de dos tercios de los adolescentes de entre 15 y 17 años, dejan un aparato electrónico conectado mientras duermen por la noche y que un 43% se despiertan para leer o enviar mensajes a lo largo de la noche.
Los padres cuyos hijos se llevan aparatos electrónicos a su cuarto duermen, al menos, una hora menos que los niños que nunca lo hacen.
Los investigadores han constatado que los niños y adolescentes que usan dispositivos electrónicos por la noche suelen dormir menos de 10 o 9 horas, respectivamente, que aquellos que no los utilizan. Han comprobado que el acceso a los dispositivos electrónicos momentos antes de la hora de dormir, al menos tres veces a la semana, tiene un efecto similar. Además, los niños y adolescentes que se llevan Tablets o móviles a su cuarto tienen un 50% más de probabilidades de tener deficiencias de sueño, y doblan el riesgo de padecer somnolencia diurna.
La utilización de este tipo de aparatos en el dormitorio produce una estimulación social y psicológica en un momento en el que la transición del sueño requiere que el cerebro se relaje. Es difícil contenerse a los contenidos de interés y, con frecuencia, los menores tienen miedo a quedarse “desconectados” si no consultan el móvil. A diferencia de los deberes, los aparatos electrónicos pueden tener despiertos a los niños más allá del momento de ir a dormir.
Los retrasos en la iniciación del sueño pueden establecerse como costumbre y hacer “crónica” la falta de sueño. La situación es especialmente preocupante durante el año escolar, cuando al hecho de tener que madrugar entresemana, se suman las actividades extra-escolares que pueden exigir un sobreesfuerzo físico o mental y que, a veces, requieren incluso levantarse más temprano.
La exposición continuada a las emisiones de luz azul-violeta de las pantallas de los dispositivos electrónicos, disminuye la producción de melatonina (una hormona que indica que es tiempo de dormir), y ‘desajustan’ el reloj biológico. Este desajuste favorece la aparición de problemas de alimentación, obesidad, alteraciones del sistema inmunológico, retraso en el crecimiento y problemas psicológicos.
Las emisiones de luz azul-violeta también perjudican especialmente los ojos infantiles; su cristalino más fino y permeable que el de los adultos, permite que lleguen hasta la retina un mayor número de rayos nocivos.
Para proteger los ojos de los niños, Essilor ha creado EssiKids: unas gafas con monturas de última moda, pensadas para niños de entre 3 y 12 años, que cuentan con las lentes Airwear Crizal Prevencia. Se dirigen tanto a niños con errores refractivos (hipermetropía o astigmatismo hipermétrope) como a niños que no tienen ningún problema de visión (emétropes).
Ahora que sabes lo negativo que es usar dispositivos electrónicos con pantalla por la noche ¿Dejarás a tu hijo que se lleve el móvil o la Tablet a su dormitorio?
Fuente: http://www.nosinmisgafas.com
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